PILAR GONZALEZ, ELVIRA RODRIGUEZ, LUNA ADRADOS, ANTONIO ROS, VIDAL RIAÑO, ALVARO DÍEZ Y MIGUEL A ADRADOS
Hoy nieva a tope en toda La Cordillera, pero el “Snow-Forecast” dice que mañana va ha hacer buen tiempo. Por teléfono me pongo en contacto con unos cuantos amigos. Algunos no pueden salir, pero finalmente se apuntan seis.
Antonio no puede salir antes de las 9,30 de Oviedo con lo que no estamos en la Pola del Pino hasta las 10,30 pasadas. Allí hemos quedado con Vidal que viene de Guardo. Un coche lo dejaremos allí y con el otro subiremos todos al Puerto de San Isidro, donde nos esperan Elvira y Alvaro para empezar la travesía alrededor de las 11,30, un poco tarde. La estación está abierta desde hace más de dos horas y ya no encontraremos el descenso a Ríopinos virgen.
Foqueando por las pistas de esquí de Fuentes de Invierno
El “paquetón” es impresionante. Después de lo que hemos tenido en los últimos inviernos no damos crédito a lo que tenemos delante. Parece que estemos en los Alpes.
Dos momentos de la ascensión al Pico Lomas
Subimos en hora y media al Lomas foqueando por las pistas de Fuentes de Inverno y descendemos rápidamente por la vertiente sur con una nieve en polvo perfecta, pero ya bastante pisada por los “snowboreros” en la parte más baja. Luego, sin esperar más continuamos por la carretera hacia Vegarada.
En el descenso a Ríopinos, ya con bastante traza y en la carretera, límpia para nuestra desgracia
Como era de suponer la tardía hora de salida nos hace pagar un alto precio. Acaba de pasar la máquina y la carretera está ya prácticamente límpia. Sólo podemos esquiar en pequeños trozos. Casi todo lo tenemos que hacer con esquís al hombro y tardamos algo más de una hora en llegar a la venta de Vegarada. No está abierta y la nieve llega a media puerta. La soledad allí es total.
Dos momentos del ascenso hacia el Jeje
Lo prudente sería continuar hacia la Collada Caniecha de seguido, pero la nieve está en un estado tan fabuloso que no resistimos la tentación de subir al Jeje. Después de un pequeño piscolabis iniciamos la ascensión a paso rápido. Unos llegan a la cumbre en menos de una hora y los demás hacen una variante sin llegar a la cumbre para bajar todos juntos en un descenso fantasía hasta el acebal que queda debajo mismo de la Collada Caniecha. Rápidamente calzamos las pieles y con una puesta de sol que ni te cuento alcanzamos la collada.
En la Collada Caniecha con la puesta de sol y preparando el descenso hacia El Fondíl con luz de luna
El frío aprieta y la oscuridad no hace acelerar el paso en el franqueo hacia Peña Redonda. El descenso de esta complicada zona lo hacemos ya casi a tientas, aunque una increíble luna teñida de un extraño color rojo nos ilumina parte de la bajada.
Un poco antes del Fondíl, la falta de luz y la escasez de nieve a esta altura nos hace echar de nuevo los esquís al hombro y continuar el descenso por la Foz de Pinos con algún que otro tropezón. La pista se hace larga a causa del cansancio y la falta de luz (tres tikas para los siete).
Llegamos al punto donde dejamos el coche a las 8,15. Vidal baja con las chicas y los esquís de todos, mientras Antonio, Alvaro y yo lo hacemos a pie. Ya casi llegando al pueblo, aparece Vidal con el coche para recogernos.
La jornada no ha podido ser mejor. Nieve increíble, tiempo inmejorable, grata compañía y una pequeña aventura al final para amenizarlo y recordar los viejos tiempos.
