Como todos los veranos desde hace ya algunos años, viajamos a los Alpes franceses para practicar nuestras actividades favoritas, una combinación de alpinismo y kayak. Este año toca ir a conocer los valles del Durance y el Ubaye, que pasan por ser la Meca del kayakismo de dificultad en Francia. No somos, ni mucho menos, expertos en esta especialidad, pero cada vez vamos metiéndonos en ríos más difíciles y queremos intentar alguno de los tramos más fáciles de estos ríos.
Estos valles se encuentran entre los macizos más meridionales de los Alpes: Ecrins, Queyras y Mercantor. El paisaje es allí extraordinario y el ambiente en los ríos no puede ser más sugestivo. En Argentiére-La Bessée, pueblo cercano a Briançon, hay un estupendo camping al lado de la escuela de piragüismo y junto a un estadio de aguas bravas ideal para aprender las técnicas más elementales. Es un sitio para pasar un mes tranquilamente, practicando escalada, montañismo y piragüismo.
Hemos quedado allí con nuestro amigo Alfonso, un viejo lobo de mar en cuanto al kayakismo se refiere. Lleva muchos años practicando esta especialidad en ríos y mar. Los últimos en el norte de Noruega, pero aquí se va a iniciar en las Aguas Bravas. Viene de pasar una temporada en Austria y no trae ni barco ni equipo alguno, por lo que depende de alquilar algo. El problema es que las empresas de turismo activo en esta zona no alquilan este tipo de material y lo más que hacen es bajar con los posibles clientes en canoas neumáticas o en balsas grandes, actividad que se practica mucho en estos ríos.
 Preparando el descenso del Ubaye entre La Condamine y Jausiers
Finalmente conseguimos que un guía de una de las empresas le deje a Alfonso su equipo de una forma totalmente desinteresada, pero con la condición de que fuéramos a uno de los tramos más fáciles. Así que hacemos el tramo más alto del Ubaye, entre La Condamine y Jausiers, de clase II/III. Un precioso comienzo para los tres. La idea era hacer el tramo más clásico del río, entre Les Thuiles y La Fresquiére de clase III/IV. Este es sin duda el tramo más bonito del Ubaye, con un final espectacular en un cañón increíble. Pero para ese tramo nadie se comprometía a prestar el equipo a Alfonso. Además debemos reconocer que de habernos metido en este tramo la experiencia habría sido poco agradable. Habrá que volver otro año con más recursos materiales y técnicos.
 Cañón en Ubaye, a la llegada en Les Thuiles
Después de estos primeros días en Los Alpes, de agua y senderismo, nos separamos de Alfonso y nos vamos a otros dos ríos en zonas más calientes. Atravesamos el Vercors y pasamos al Valle del Drôme, el cual separa a este macizo de la Provenza. Por este valle discurre uno de los ríos más populares de Francia y la temperatura en él es ideal, por lo que guardamos los trajes de neopreno para lo que nos queda de vacaciones. Hacemos dos tramos de navegación en dos jornadas seguidas entre Die y Crest, se puede hacer una tercera jornada, pero el río pierda pendiente e interés en esa parte, antes de llegar a su encuentro con el Rhône.
 Cruzando el Vercors. Al fondo, el Monte Aguja, donde se escribió la primera página del alpinismo
Se trata de un río fácil, sobre todo comparado con los ríos anteriores, pero numeroso rápidos dan alegría a la marcha y el paisaje es de una gran belleza y variedad. Todo ello amenizado con la degustación del famoso clairette de Die, un vinillo que no se puede aguantar. Die es además un pueblo con un encanto especial y un ambiente incleible, ya que se ha convertido en refugio de muchos "hippies" o como se quieran llamar las gentes con una filosofía similar a aquel añorado movimiento de los años 60. Casualmente las fechas coinciden con las fiestas locales y en la calle hay numerosos músicos tocando y cantando, lo que aumenta aún más el atractivo de nuestra corta estancia en esta original localidad.
 Bar-biblioteca en Die, localidad en la que se respira un ambiente socio-cultural singular
 El Drôme con las cumbres del Vercors al fondo
 En uno de los pequeños rápidos de la primera jornada en el Drôme
Nuestro siguiente destino es el Hérault, otro de los ríos clásicos del kayakismo francés. Este río nace en las laderas meridionales del macizo de los Cévennes. Discurre por parajes increíbles de una gran variedad también. Cañones, donde la escalada es otra de las actividades más destacadas en la región y zonas boscosas donde la fauna encuentra su hábitat ideal. El río no es difícil, pero numerosos rápidos, algunos bastante entretenidos (clase III), aunque cortos, dan al descenso interés y algo de emoción.
El recorrido más interesante parte de Ganges y termina en Gignac. Son cerca de 50 kms que hacemos en tres jornadas. Pero el problema es que la navegación se ve interrumpida al final de cada una de las etapas por pasos infranqueables. Un gran embalse en la primera y una zona de peligrosos sifones en la segunda. Así que tenemos que sacar los barcos del río después de cada etapa para moverlos en el coche y sortear los mencionados obstáculos. Aun así disfrutamos de los cuatro días que pasamos en ese valle. Entre el segundo y el tercer dedicamos una de ellas a escalar en una nueva y original escuela de escalada (le Site d'escalade du Joncas), de la que cuento algo en el apartado correspondiente de esta misma Web. También dedicamos unas horas a visitar uno de los pueblos más bonitos de Francia ubicado a orillas del Hérault: Saint-Guilherm-le-Désert. Si hay algo que tenemos que destacar de estos años de navegar por los ríos franceses, son los encuentros con tantos pueblos medievales cuidadosamente conservados.
 Entrando en el Hérault a la altura de Ganges
 En los cañones del Hérault durante la primera jornada
 Asamblea de caracoles a orillas del Hérault
 En el comienzo de la tercera etapa el cañón presenta un sinfín de sifones y pasos peligrosos
 Después de la zona de sifones el Herault discurre por aguas tranquilas en un cañón de gran belleza
 En la salida del cañón final poco antes del puente del Diablo
 Paseando por las calles de Saint-Guilherm-le-Désert, a orillas del Herault
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