Después de tantos años de escalada, yo mismo me sorprendo de no haber escalado nunca en Montserrat. Pues curiosamente, es mi afición al kayak lo que me anima ahora a visitar Cataluña y una vez allí escalar también en la Montaña de Montserrat.
El plan para este verano era más bien el remo, una actividad que muchos montañeros practicamos dado que se desarrolla en un ambiente natural y muchas veces en el entorno de la montaña. La idea era hacer un recorrido por Francia combinando el kayak y la escalada, pero hablando con Alberto me dice que tienen la intención de pasar unos días en Montserrat y la idea de cumplir con la tan largamente deseada visita a estas míticas montañas me anima a comenzar el recorrido por el NE de la península. En distintos artículos y libros de kayak, se habla de los magníficos recorridos costeros que se pueden hacer en las costas catalanas. Concretamente en la provincia de Gerona es muy recomendada una travesía que partiendo del Estatit y tras rodear las Islas Medas bordea los soberbios acantilados que durante unos 15 kms se prolongan hacia el norte hasta la Cala Montgó.
Nunca hasta ahora habíamos remado en el Mediterráneo y nunca habíamos escalado en Montserrat, así que nuestro periplo de escalada y remo en Francia empezará en Cataluña.
Viajamos con Alberto y Ana, cada pareja, en su “jargoneta” del tirón hasta Montserrat. En la nuestra destacan los dos “torpedos amarillos” sobre el techo. Al día siguiente hacemos una de las grandes clásicas del lugar: La vía Punsola/Reniu al Cavall Bernat, 300 m de MD con pasos de A0 que no somos capaces de liberar. Ambiente súper aéreo y roca algo extraña acostubrados como estamos a nuestra caliza cantábrica. Un disfrute, no obstante, sólo algo enturbiado por un viento frío que sopla con fuerza en el torreón final, y después, sobre todo, en los rápeles.
 La increible montaña de Montserrat con el Cavall Bernat a la izquierda de la pared del Aéreo.
 La pared Este del Cavall Bernat con la línea de la vía Punsola/Reniu.
 Escalando en el torreón final.
 Remando con las Islas Medas al fondo.
Aunque pensábamos quedar otro día más para hacer otra de las vías recomendadas por los locales, el tiempo no terminaba de asentarse. Nieblas y el viento frio que persistía nos hizo adelantar el viaje hacia otro nuevo destino: El Estartil.
Las condiciones climáticas no son del todo buenas tampoco en la costa. El mar está algo más movido de lo habitual en el Mediterráneo. Tendremos que madrugar un poco para estar en Cala Montgó a mediodía, ya que por las tardes se anuncia un oleaje nada recomendable para nuestras ligeras embarcaciones. Toda la travesía discurre frente a altos murallones con muy pocos puntos donde desembarcar, sólo hay una cómoda salida en la Cala Pedrosa, donde encontramos varias lanchas con pescadores y gente que está allí tomando el sol.
 Hacia La Forada, un increible túnel tallado por la naturaleza en plena muralla.
 La grandeza del mar frente a la fragilidad de nuestras embarcaciones.
Más adelante atravesamos un largo y escarpado cabo pasando por un espectacular túnel natural ( La Forada ) que da acceso a una nueva cala, La Cala Ferriols, también rodeada de altas murallas. Detrás de cada espolón aparece un paisaje rocoso a cual más espectacular. Hay muchos huecos en la roca, algunos de ellos son cuevas muy profundas en las que entramos hasta donde ya no vemos nada (no hemos tenido la gracia de traer linternas). Les Tres Coves, la cueva d’En Tomás Ras… Toda una ruta para divertirse y admirar los prodigios de la naturaleza.
 Altos acantilados durante toda la travesía.
 Espeleo-kayak sin linterna en las Tres Coves.
 Entrando en la Cala Montgó cuando el mar ya empezaba a moverse.
Tras doblar la punta Milá, aparece ya la Cala Montgó, llena de embarcaciones y con una larga playa ocupada por multitudes de bañistas. Un fuerte contraste que no deja de sorprendernos.
 Mapa de la travesía. Línea roja en Kayak, línea verde corriendo y línea amarilla en coche.
Allí se quedará Pili con los dos Kayaks, mientras yo hago el retorno hasta El Estartil corriendo por un sendero que recorre toda la parte alta de la costa, cubierta por un exuberante bosque mediterráneo que está perfectamente conservado gracias a una figura de protección regional. Esta especie de biathlon, cuatro horas de remo por la mañana y otras dos de carrera por la tarde, me parece un buen entrenamiento para no sé muy bien qué, pero quedo satisfecho.
La vuelta con la furgoneta para ir a buscar a Pili y los Kayaks es un poco larga y complicada, ya que hay que rodear todo ese espacio natural, lo que supone una buena kilometrada. Además, el acceso con vehículos a la Playa Montgó no está permitido y tenemos que portear los kayaks hasta el aparcamiento más próximo. Esta es sin duda la parte menos agradable de la jornada, pero aún así no podemos dejar de recomendar esta ruta a cualquier amante del kayak de mar. |
