En el verano del 2010 iniciamos nuestro viaje de kayak-escalada por las montañas francesas en tierras catalanas (ver articulo “Kayak y escalada en Cataluña en esta misma sección). Luego pasamos directamente a los Alpes, donde escalamos y ascendimos a algunas cumbres en el macizo de la Vanoise. A principios de septiembre nos desplazamos al Macizo Central, donde nacen los ríos más interesantes para la práctica de la canoa, el kayak y también la escalada deportiva.
Comenzamos en el Ardèche, posiblemente el río más popular de toda Francia, conocido entre los kayakistas como el Gran Cañón del Colorado Francés, claro está, salvando las distancias.
Casi todos los Franceses que practican aunque sea esporádicamente el remo pasan alguna vez por el Ardèche. Es como una especie asignatura obligatoria para muchos practicantes de los deportes de aire libre y por ello es casi imposible poder hacer este descenso en julio y agosto. La cantidad de palistas que hay en el río en esa época hace poco atractiva la actividad, aún teniendo en cuenta la educación y discreción con la que se mueven por el río. En ese periodo, además, las dos últimas etapas, las que se desarrollan por el cañón, tienen restringido el descenso. Sólo se puede pernoctar en dos espacios de vivac habilitados a tal efecto y está totalmente prohibido acampar fuera de estos dos puntos, por lo que es necesario reservar plaza en una de estas dos zonas para acampar. En previsión de de esto, nosotros hemos acudido al Ardèche a final de agosto y encontramos ya sitio de sobra y eso que una de las dos zonas está ya cerrada y sólo se puede dormir en la que dejan abierta todo el año.
Casi todo el mundo hace sólamente las dos etapas finales, ya que son las más bonitas con diferencia, pero se pueden hacer dos etapas más por arriba nada desdeñables, sobre todo en primavera.
Hay muchas empresas de alquiler de canoas en Vallon-Pont d’Arc, población situada al inicio del cañón. Casi todas ofrecen un corto trayecto desde esta bonita población hasta pasado el arco natural que da nombre al pueblo y que es allí la principal atracción turistica. Por ello este primer tramo del cañón suele estar excesivamente masificado.
El Ardèche es uno de los principales afluentes del Rhône y poco antes de unirse a este gran río, recorre el fondo de una fantástica garganta de unos 35 km de longitud en la que se puede disfrutar de una gran variedad de curiosidades naturales, tanto en el paisaje como en la fauna y la vegatación.
Las aguas de Ardèche se han abierto paso a través de los siglos entre la inmensa masa de calizas esculpiendo en ella un espectacular trazado. Numerosos meandros hacen que a cada palada uno se encuentre con un nuevo paraje más sorprende, si cabe, que el anterior. La gran fuerza de agua ha esculpido multitud de curiosas formas en las rocas de las orillas y a niveles más altos las grandes torres y los restos de marmitas de gigante son el testimonio de la intensa actividad de este caudaloso río en el pasado. En uno de los meandros abandonados, casi a la entrada del cañón, el agua ha perforado la pared calcárea dando origen a un gigantesco arco por el que pasan ahora todas las aguas del Ardèche. Esta es una de las curiosidades más destacadas que se pueden apreciar en el variadísimo paisaje de esta espectacular garganta.
Uno de los grandes meandro de las Gargantas del Ardèche.
El Pont de Arc, una fantástica creación de la naturaleza.
Caprichosas morfologías en las calizas de las orillas del Ardèche.
Minúscula y simpática muestra de la rica fauna del Ardèche
Como al final del verano el nivel de agua en el Ardèche es ya bajo, dejamos las etapas superiores para otra ocasión y decidimos bajar sólo las dos últimas etapas, las del cañón principal entre Vallon-Pont d’Arc y Saint Martin d’Ardèche. Una vez pasado el increíble Pont d’Arc, remamos ya prácticamente solos. Las multitudes quedaron atrás y sólo coincidimos de cuando en cuando con algún pequeño grupo de canoistas que se detienen a comer algo y a descansar contemplando el sobrecogedor paisaje. El tiempo es magnífico y disfrutamos de estas limpias aguas y del entorno. De vez en cuando algún rápido algo movidito rompe la monotonía y nos acelera el pulso. Estamos en la parte más salvaje de las gargantas. No hay acceso desde arriba y se disfruta de una sensación de aislamiento propia de los ríos de otros continentes.
LLegando al Pont de Arc.
La bajada de nivel del río deja al descubierto esta original formación en U
Revisando el mapa para localizar nuestra situación en el cañón.
En una de las zonas más abiertas del cañón, donde las aguas discurren tranquilas.
Salvando uno de los pequeños rápidos del Ardèche.
A mediodía paramos a comer algo y bañarnos y a media tarde llegamos al punto de vivac de Gournier, donde pasaremos la noche. Se podría perfectamente hacer los 35 km del cañón en una sola jornada, pero la acampada en un lugar como éste es algo que uno no se puede perder. Además remando contra el reloj no se disfrutaría de todos los detalles del paisaje de esta fantástica garganta. Nos bañamos en la pequeña playa donde hemos desembarcado y preparamos la cena en la tranquilidad de esta especie de camping en plena naturaleza, que está perfectamente equipado. Incluso hay un pequeño edificio con servicios higiénicos y unas cuantas mesas de picnic. Todo de lo más cómodo. Incluso la compañía de los otros grupos de canoistas que acampan cerca de nosotros resulta agradable. Un guarda bosques del parque natural controla los permisos de acampada y mantiene limpio el lugar.
Llegando a la playa de Gournier, donde pasaremos la noche.
Vivac de Gournier, un sitio idílico donde descansar después de la primera jornada..
Por la mañana a eso de las nueve emprendemos la segunda y última etapa en la que nos esperan nuevos regalos visuales y muchos sitios que invitan a parar. Esta garganta no es sólo ideal para el deporte del remo, también es compartida con los excursionistas o “Randonneurs”, como se llaman Francia. Un sendero perfectamente señalizado, y acondicionado con cables y escalas metálicas en los puntos más difíciles o inaccesibles, recorre el fondo de la Garganta. Algo parecido al Cares, pero más salvaje y deportivo.
En algunos puntos coincidimos los dos tipos de Randonneurs: Kayakisas y senderistas. Un poco más abajo, donde el cañón es ya más accesible desde arriba, también coincidimos con algunos escaladores. Esto es todo un paraíso para la práctica de los deportes de aire libre.
La Catedral. una de las muchas torres rocosas que jalonan la ruta.
Grandes murallones calcáreos en desplome sobre el Ardéche.
Excursionistas haciendo el sendero del Ardèche (arriba) y Escaladores (abajo).
A la salida del Cañón, el río se ensancha y las aguas se tranquilizan casi del todo, por lo que hay que darle un poco al remo para llegar a Saint Martin d’Ardèche, fin de la ruta. Aquí hemos quedado con una de las empresas de alquiler de kayaks, la única que acepta la posibilidad del transporte hasta Vallon Pont d’Arc sin que hayas alquilado sus canoas, resolviendo así la logística de forma rápida, sencilla y a un precio razonable.
Direcciones de Internet:
www.ardeche-guide.com
www.gorgesdelardeche.fr (base de reservas para el vivac en las gargantas).
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