Siguiendo con nuestro periplo por el país galo, en busca de cursos de agua interesantes para remar y paredes donde escalar, llegamos a las Gargantas del Tarn, situadas más al oeste del Ardèche, donde hemos pasado unos días inolvidables.
En la Lozère, al sur del Macizo Central, tiene su origen el Río Tarn, uno de los principales afluentes del Garonne. Nada más nacer en el corazón del Parque Nacional des Cévennes, en el Mont Lozère, comienza su recorrido a través de profundas gargantas donde la exuberante vegetación y la originalidad de algunos pequeños pueblos hacen que viajar por el río sea una experiencia de lo más gratificante.
En el curso alto, el río ofrece grandes dificultades para practicar el kayakismo extremo y más abajo, sin resultar aburrido, el recorrido es ya más apto para las canoas y los kayaks de aguas tranquilas. Para los escaladores, a medio camino, por encima de Les Vignes, tenemos una de las escuelas de escalada más interesantes de Francia y en las Gargantas de La Jonte, afluente de Tarn a la altura de Le Rozier, hay vías largas en paredes calcáreas de hasta 250 m de desnivel. Todo un paraíso para pasar unos días de relajada actividad en plena naturaleza.
El Tarn es otro de los ríos más populares de Francia y, como en el Ardéche, esto es un problema si nos gusta estar un poco solos en el río. Unos días después de haber hecho el descenso del Ardèche, en el Tarn apenas hay ya gente y podemos disfrutar de esa deseada semi-soledad. Estamos a mediados de septiembre y los colores otoñales empiezan a aparecer. El paisaje es fantástico, pero por contra, el caudal del río es ahora muy bajo y las etapas superiores están escasas de agua. Decidimos, como en el Ardéche, prescindir de las dos primeras jornadas y hacer sólo las dos últimas hasta Le Rozier. El Tarn continúa aún después de Le Rozier, todavía muy navegable, pero fuera ya de las gargantas el paisaje no es tan interesante.
Como la primera etapa acaba en Les Vignes, un pueblecito cercano al Circo des Baumes, donde se ubica una de las mejores escuelas de escalada. Así pues decidimos organizar la logística dejando la furgoneta en el camping Bedoire, que está justo por encima de Les Vignes, después del pas-de-Soucy, un pasaje infranqueable en el que por fuerza hay que sacar los kayaks del río. De este modo, después de la primera etapa, nos quedaremos uno o dos días escalando y haciendo alguna excursión en esta bonita zona antes de proseguir con el descenso del Tarn hasta Le Rozier.
Empezaremos la ruta de dos etapas, en Sainte-Énimie, un bonito pueblo al que merece la pena hacer una visita antes de empezar a remar. Allí queda Pili con los kayaks mientras voy al camping Beldoire a dejar el coche. Aquí no hay otro medio de viajar que el autostop y tardan casi dos horas en recogerme para subir de nuevo a Sainte-Énemie, donde encuentro a Pili dormida sobre uno de los kayaks. Mi consejo a los que quieran hacer este descenso si lo hacen con embarcaciones propias, como nosotros, es que madruguen mucho más. Nosotros no lo hemos hecho y comenzamos a remar a las 3 de la tarde. Demasiado tarde para una etapa de 27 kilómetros.
Saliendo de Sainte Enemie en la primera etapa.
Llegando a St. Chély-du-Tarn, uno de los pueblos más bellos de la ruta.
Aguas tranquilas entre Staint Chély-du-Tarn y Hauterives.
Esta primera etapa no tiene muchos rápidos y tenemos que remar casi a contrarreloj si no queremos acabar de noche. Una pena, porque no podemos disfrutar mucho de las muchas cosas que se pueden ver en todo el recorrido. Por momentos nos recuerda al Dordogne, otro de los ríos ideales para la práctica del kayak-camping, que ya hicimos el año anterior. Aquí también hay algún castillo y pueblos muy interesantes a la orilla del río. Sólo tenemos tiempo para visitar Hauterives, un pueblo increíble sin comunicación rodada, al que sólo se puede acceder por el río o caminando por una ruta excursionista que recorre todo el cañón. Las construcciones están hechas sólo con piedra, incluso los tejados, que están hechos con una técnica constructiva sorprendente.
Pasando bajo el Castillo de la Caze.
Hauterives, un pueblo a orillas del Tarn aislado de la civilización .
En el Pas-de-Soucy desembarcamos y Pili vuelve a quedarse sola con los barcos mientras voy caminado hasta el Camping a buscar la furgoneta para cargar los kayaks y franquear así este espectacular pasaje, donde las aguas se mueven fuertemente entre un inmenso caos de rocas caídas de las paredes del cañón, muy angosto en este punto.
Al día siguiente hacemos una excursión por el Circo des Baumes con el material de escalar en la mochila y en uno de los sectores más asequibles hacemos un par de bonitas vías. Aquí el nivel está muy alto (una media de 7b, más o menos). Las vías alcanzan los 50 metros de desnivel en algunos casos. La gente escala con cuerdas de hasta 90 metros y hay descuelgues intermedios para bajar. Hace mucho calor, pero siempre se pueden elegir sectores con una orientación a la sombra, según la hora del día. Sin duda unos de los sitios de escalada más interesantes de Francia que merece la pena visitar con más dedicación. Tal vez para el año próximo.
Escalando en las Garganta de Tarn.
Escalando en las Garganta de Tarn.
Escalando en las Garganta de Tarn.
Escalando en las Garganta de Tarn.
Escalando en las Garganta de Tarn.
Tras este descanso activo reanudamos el descenso del Tarn. La etapa desde Les Vignes a Le Rozier es ya mucho más movidita. Los rápidos se suceden y aunque no hay ninguno especialmente difícil, nuestros kayaks de mar no son los más adecuados para este tramo. Al comienzo, saliendo desde el camping, el primer obstáculo es una pequeña presa equipada con tobogán para las canoas. Esta forma de facilitar el paso en estos obstáculos no deja de sorprendernos, acostumbrados a los problemas que suelen presentar los ríos en España, donde el descenso de ríos es casi algo imposible, más aún cuando incluso está prohibido remar en ellos sin un permiso a veces imposible de obtener. En Francia sí que hay una verdadera promoción del deporte y de las actividades al aire libre. No hace falta ningún permiso, hay cantidad de información publicada sobre todos los ríos franceses y se puede practicar la Randonne en Kayak sin problemas porque casi todas las presas están equipadas para el paso de canoas. Por eso todos los veranos nos planteamos venir aquí a remar. ¿Para cuándo la Federación de Piragüismo en España va hacer algo por nuestro deporte?
Tobogán para el paso de canoas en la presa de Les Vignes.
En uno de los numerosos rápidos de la etapa Les Vignes-Le Rozier
Al llegar a Le Rozier, desembarcamos directamente en una playa cercana al Camping Municipal De Brouillet y allí queda nuevamente Pili con los kayaks mientras hago autostop para ir a buscar la furgo a Les Vignes. Esta vez tengo más suerte y un amable matrimonio de jubilados me recoge casi nada más ponerme en la carretera.
Le Rozier, hermoso pueblo al final de la etapa y de la ruta.
|