Quien no ha visto esta pared cuando sube hacia Sotres? Es una pared que destaca sobre las demás por una razón obvia; su altura. No se acaban aquí sus atributos. Un espolón hasta la cima caracterizado por un enorme diedro rematado por un gran techo, hacen del Ariscu una movida tremendamente bonita de soñar y digna de intentar. Claro que yo no lo hubiera intentado nunca de no ser por mi gran maestro Tito Claudio.
 El Arisco Sonllanu
La primera vez que tentamos la pared yo tenia diez y seis años y aunque con el culo peláo de Quiros aquello se me quedaba muy grande. Los primeros porteos, las primeras impresiones, para mi un mundo nuevo de experiencias. Fierros, cuerdas, agua, comida, ropa. Las mochilas pesan una tonelada y si fuera poco con eso se nos suman al proyecto miles de garrapatas que nos dejan los pantalones negros. Fijamos un largo de cuerda pero esto ya no da para mas, es domingo y nos tenemos que ir. Unas veces el asfixiante calor y otras las tormentas y la lluvia nos hacen fracasar cada vez que decidimos atacar nuestro proyecto,"estamos gafaos".
Tendrá que llegar el verano de 2006 para saldar nuestra cuenta. Después de llevar un año entero viviendo en Quiros y escalando prácticamente a diario me encuentro pletórico. Lío al Tito y a otro colega y rumbo a Tielve. La logística empieza a funcionar, las mochilas a cargarse y las piernas a moverse rumbo al Ariscu Sonllanu.
Después varios porteos severos con mucho calor empieza la acción. Me toca a mí escalar. Los primeros metros son de bonita escalada sobre placas compactas, quinto grado de exposición. Algún lejano pitón protege mi avance.
Los primeros ciento ochenta metros van rápido, una sucesión de placas, bavaresas y fisuras hacen que la escalada sea de rápida progresión en libre. Especialmente bonito el segundo largo. Escalar por una preciosa bavaresa de quinto en dirección a un retecho, el cual mediante un pequeño bloqueo, te regala una presa enorme para las dos manos. Superado éste, atacamos una placa fina de canto pequeño. Un buen clavo abajo y un friend en un agujero me dan la seguridad que necesito para dar el paso. Negocio la placa con pasos finos, miro al friend que casi piso al tener el pie en su mismo agujero y ahí voy.
A los cuatro metros una repisa me hace muy feliz, es la segunda reunión. Este día escalaremos hasta la sexta. Cena opípara y noche placida bajo las estrellas de los Picos de Europa.
A la mañana siguiente apenas se siente el deslizar de los Jumars por la cuerda fija. Hoy es Tito quien me acompaña. Empiezo abriendo un largo en libre por un diedro pero las fuerzas me fallan, tengo unos calambres horribles en los brazos, el esfuerzo de ayer junto con el calor y la deshidratación me dejan fuera de combate. Es ahora cuando empieza el espectáculo. Casi sin darme cuenta el Tito se ata y me apresura a que le asegure. Empieza a dar mazazos como un loco. Rápidamente coge ritmo y evoluciona rápidamente por una placa que desploma ligeramente. Sus movimientos en los estribos son ágiles. Transmite seguridad a la vez que contundencia. Machaca pitones, empotradores y todo lo que pilla.
 Escalando en el Gran Pilar de Duje
En el siguiente largo ya explota. Es el comienzo del gran diedro central, unos metros en libre, pronto es demasiado difícil y empieza el artificial. Los clavos entran poco, está muy compacto, se resiste. Delante de mí veo funcionar a un especialista de la dificultad, el que dedico una década de su vida a escalar los terribles muros del picu, las técnicas que emplea se me graban a fuego en la retina. Los metros echan chispas.
De repente se crea aun más tensión. Pásame los plomos-me dice,-está “lisanio chilin”-me dice. Macea un plomo mientras yo me entretengo escuchando la radio, esta sonando una opera muy bonita que por unos momentos me evade de la tensión de la escalada cuando de repente.-Al loro chilin que voy-.Se cuelga del plomo y aguanta. Se suelta de manos para colar un pitón en una grieta y lo consigue, lo macea con tiento al principio para que no se caiga y con sabia contundencia lo deja matizado. Se cuelga y aguanta. Subido al último peldaño mete otro y otro y ahora al libre.-Dame, dame- la cuerda se mueve rápido, se lo piensa un momento,"clan, clan ,clan",el metal emite su inimitable música, en clavo le da seguridad y con unos finos movimientos entra en una pequeña repisa y monta reunión. Esta encantado claro y yo más. Menudo marrón que me acaba de quitar.
Tito baja hasta la reunión y subo yo a acabar el largo. Medio en libre medio en pedála escalo otros treinta metros. Ya acabada de montar la reunión, cuando -¡burrummmm!-me estremezco, con todo el metal que llevo colgando. Lo cuelgo de la reunión y rapelo a toda hostia. Rapelamos casi trescientos metros como exhalaciones, el ocho quema como la lava. Llegamos al suelo y bajamos corriendo por la pedrera desbocados, entre rayos truenos y lluvia torrencial, un fuerte sentimiento de libertad me inunda. Los días siguientes son tediosos, llueve sin parar, nuestro colega se va y al Tito lo llaman para trabajar y también se va. Total que me quedo solo. Mientras sigue lloviendo.
Me quedo en Cabrales en casa de mi amigo Rubén Rayan. Rubén ya conoce el Ariscu, el otoño pasa estuvimos allí juntos intentándolo pero la lluvia entonces también nos derrotó.
Pasamos los días de tedio de pesca y conociendo marcar de cerveza pero un mediodía algo cambia. Deja de llover, se levanta una ligera brisa y empieza a despejar. En menos de una hora pasa de la lluvia a la calma y eso a mi es como si me clavaran las espuelas.
A las tres de la tarde rumbo Tielve. A las cuatro y media los Jumars empiezan a echar humo y a las seis estoy con todo colgado listo para escalar. Me decanto por la línea de la derecha y acierto. Por ese lado el gran diedro tiene un punto débil. Una fisura vertical que se va suavizando con los metros hasta convertirse en una hermosa bavaresa. Salgo de la reunión, un Alien bueno, una uve pequeña, un universal, me cuelgo de estribos un momento para visualizar y me concentro, ya hay mucho patio. Es una salida perra, avanzo medio en libre hasta que saco la pierna del ultimo peldaño y ahí voy. Estoy tan abierto de piernas que me duele. Meto un friend del dos, me parece poco, maceo una uve que queda como el culo y allá voy.
Evoluciono por un diedro irregular de canto romo pero es corto, veo la salida y buena fisura para friend, me retuerzo en el diedro, es raro de escalar. Empotro una mano subo pies y pillo canto, ¡que guay!. Lo demás está chupáo.
Una fantástica placa de cantos redondeados se deja escalar muy bien, le meto un Alien y salgo hacia la izquierda a por una bavaresa de veinte metros. El cuerpo reacciona a la perfección, estoy disfrutando muchísimo. La gran vira, monto reunión y sube Rubén. Ya esta anocheciendo y ahí que darse prisa para montar el vivac.
A la luz de las linternas cenamos un potingue liofilizado, ensimismado cada uno en nuestro cazo.
 Escalando en el Gran Pilar de Duje
Amanecemos entre una niebla densa pero me da igual la cumbre del pilar esta muy cerca, son las siete de la mañana y empiezo a escalar, no tenemos nada para comer pero tampoco lo añoro mucho, no quiero comer: quiero salir. En tres largos en libre llegamos a la cumbre del pilar con un resultado de cuatrocientos metros A3 y 6b+.
La alegría de la cumbre se ve truncada por la preocupación de la bajada, no se ve a diez metros, total tres horas más a Puente Pocebos no sin ningún enrisque simpático.
Llegamos a Arenas a las once de la noche como dos pordioseros muertos de hambre con los pantalones desintegrados y muertos de hambre. teníamos cuatro euros y tomamos cuatro cervezas. Dos semanas después los hermanos Pou fueron recibidos como héroes por abrir un retal en el Picu de 180 metros, ya que los primeros 40 estaban abiertos de antes.
He aquí la aventura del gran pilar del Duje vía “La Saga de los Sánchez”, en honor a la familia. Espero con ansia una repetición.
Joaquín Álvarez Sánchez (Xuacu)
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